Según comenta José María Pozuelo en la revista " El Cultural – ABC", ésta novela es muy diferente a todas las que ha escrito antes ésta gaditana . Cuando el lector la cierra, piensa que seguramente ha nacido de una necesidad.
He leído "Lo que me queda por vivir", y creo que es una una novela intimista y emotiva. Es un libro que, como dice Juan Cruz, es femenino y humano.
No sé si es un libro autobiográfico, pero sin duda está escrito conociendo de primera mano lo que ocurrió en aquella época, ya que la autora pertenece a dicha generación. Antonia, la protagonista, te envuelve en su melancolía, y su historia es cercana e intimista.
Lo que me queda por vivir es la crónica de un aprendizaje. Va narrando poco a poco, cómo se consigue a duras penas sobreponerse a la traición; cómo el desvalimiento y la ternura de un hijo alivianan la fragilidad de quien ha de fortalecerse para protegerlo.
Antonia, la protagonista, es una mujer de veintiséis años que un buen día se ve sola con un niño de cuatro años en el cambiante Madrid de los años ochenta. Lo que me queda por vivir es la historia de un viaje interior. Antonia es una mujer que se enfrenta a la juventud y a la maternidad mientras ansía hacerse un lugar en la vida, en una ciudad y en una época de tiempo acelerado, para alguien que ha tenido una experiencia prematura de la pérdida y de la soledad.
Es un libro muy recomendable, si te gusta leer una novela que transmite sentimientos, que penetra en el corazón con verdades de una bellleza sobrecogedora y en la que la autora derrama entre sus páginas multitud de sentimientos e ilusiones.
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